Ante la creciente escasez de vivienda en centros urbanos, el concepto de ‘viviendas de alta densidad’ se perfila como una solución pragmática, donde se maximiza el uso de los metros cuadrados a través de microviviendas combinadas con servicios en espacios comunitarios.

El espacio disponible para vivienda es cada vez menor en las grandes ciudades, derivando esto en una reducción del tamaño medio de la vivienda urbana. En Londres la superficie media de las viviendas es de 62,2 m2, y en el centro tecnológico chino de Shenzhen la superficie media es de 28 m2 (Fuente: UK Office for National Statistics, y Shenzhen Real Estate Research Center). A finales de 2023, Nueva York dio el visto bueno para que 46 edificios de oficinas se transformaran en viviendas a través de su programa ‘Acelerador de Conversión de Oficina’, que tiene el objetivo de crear 20.000 viviendas en una década.
El incremento de la densidad de población en grandes ciudades está generando problemas de acceso a la vivienda. Según un informe de la ONU-Habitat, más de 1.600 millones de personas enfrentan dificultades severas de vivienda debido a la sobrepoblación, la especulación inmobiliaria y la desigualdad económica (Fuente: unhabitat.org). Pero, en la actualidad, ya hay ciudades en situación crítica. Si bien la recomendación general es destinar un 30% de los ingresos a la vivienda, este porcentaje es mucho más elevado en ciudades de todo el mundo. Por ejemplo, en función de la renta media, Pekín destina el 122% de los ingresos a pagar la vivienda, lo que significa que el endeudamiento de la población es un problema importante en algunos núcleos urbanos (Fuente: Global Housing Watch).

«Hay una clara tendencia hacia la personalización de los espacios, tanto en su funcionalidad como en su estética, convirtiendo la vivienda en una extensión de nuestra identidad. La labor de diseñadores de interiores y arquitectos se enfoca cada vez más en satisfacer esta necesidad de individualización, en lugar de seguir los estándares convencionales predominantes hasta el momento».
María Lozano, TheDreamLab

La vuelta a los espacios de vida compartidos se hace evidente entre personas de todos los grupos demográficos. Solo en el año 2022, el sector de coliving obtuvo la cifra de 963 millones de euros en inversiones, más de la mitad de la inversión total (1.800 millones de euros) recibida entre 2015 y 2021, algo que indica que este movimiento está aún en sus primeras fases (Fuente: JLL).
Los espacios comunitarios están generando una necesidad de contar con espacios privativos. Los dormitorios, antes relegados a una función de descanso, se convierten hoy en minicasas dentro de las viviendas. Espacios altamente equipados que ofrecen la intimidad necesaria a cada habitante. En esta línea, se ha detectado una gran evolución en el equipamiento de dormitorio, que evoluciona desde los diseños para estudiantes a productos más sofisticados y adultos. Por ejemplo, la litera para adultos es una de las categorías de producto de mayor crecimiento en los últimos años.
A la vez surge una demanda emergente de equipar todos los espacios comunes con productos propios de entornos residenciales, pero con prestaciones más adecuadas para un uso semipúblico o compartido. En los próximos años, la evolución del modelo de vivienda compartida demandará nuevos útiles del diseño y formas de distribuir el espacio.
En un contexto de movilidad creciente, los productos y espacios han de ser flexibles y reacondicionables de una forma sencilla. Espacios como la cocina se deben plantear en términos de sostenibilidad y transportabilidad.
Un estudio realizado por la compañía de muebles Resource reveló que el 91% de los clientes prefieren espacios versátiles, diseñados para servir a diversos propósitos. La tendencia se inclina menos hacia la separación definitiva de áreas y más hacia la flexibilidad de elementos móviles, capaces de conformar zonas semiprivadas y adaptadas a distintas funciones.
Es una de las cuestiones principales que pedimos a una vivienda y donde mayores fricciones se generarán. Es necesario repensar la privacidad dentro de los espacios comunitarios.
En Etsy, empresa norteamericana enfocada al comercio por internet, han aumentado las búsquedas de separadores de ambientes en un 134%, que incluyen desde cortinas de tela hasta unidades de almacenamiento giratorias y sistemas de arquitectura interior.
La implementación estratégica de huecos en las paredes constituye un método innovador para configurar espacios que se materializan o se ocultan.
Work from Anywhere, de Eli Gutiérrez, para la exposición Escenarios de un Futuro Cercano, un espacio modulable, reconfigurable y sostenible en toda su concepción, pensado para generar una zona de trabajo y residencial donde el uso es fluido y adaptable.
El espacio londinense de convivencia Noiascape fabrica microapartamentos a medida con muebles multiusos, como una cama de plataforma o un armario móvil, con una estética colorista y personalizada.
Créditos: Noiascape. Operador y desarrollador: Noiascape. Diseñadores, estrategia creativa y estrategia comercial: Noia Studio. Fotógrafo: Nicholas Worley

El estudio neerlandés Shift Architecture Urbanism ha creado unos interiores con ‘dormitorios-armario’ para el complejo residencial Domūs Houthaven (Ámsterdam).
El complejo, que consta de 235 apartamentos de alquiler compactos, se creó para ofrecer una vivienda de alta densidad. Las viviendas individuales tienen entre 43 m2 y 60 m2, con unidades modulares de bloques de color dispuestas según la planta del edificio. En el corazón de cada apartamento hay un ‘núcleo de vida inteligente’, una célula central con cocina, dormitorio, cuarto de baño y espacio de almacenamiento.
Vitápolis, de Romero & Vallejo, es una de las primeras cooperativas residenciales sénior de España. Ubicada en Toledo, cuenta con 35 apartamentos independientes completamente accesibles, y más de 1.500 m2 de espacios comunes entre gimnasio, zona de talleres, cafetería, salas de reunión y de estar, jardines, piscina, zonas deportivas y huertos urbanos. Es un proyecto que busca dar respuesta a las nuevas necesidades, tanto socioasistenciales como emocionales, de este sector de la población.

PriestmanGoode trabajó con Embassy Group para el desarrollo de Olive, una nueva marca para el mercado de las viviendas compartidas en India. El proyecto aborda el problema social de la inexistencia de una oferta específica de viviendas compartidas para los millennials, que constituyen el grupo demográfico más numeroso del país, ofreciendo comunidades asequibles y cuidadosamente planificadas para estudiante y jóvenes profesionales. Con el objetivo de minimizar el aislamiento potencial de la convivencia urbana, el coliving cuenta con espacios compartidos que incluyen centros de bienestar, un cine y espacio exterior.